9 de julio de 2025
ESCENARIO
YPF toma carrera hacia la minería de uranio y la energía nuclear: el rol de la Patagonia
La petrolera estatal dio señales firmes de su intención de ingresar al negocio del uranio y posicionarse como actor clave en el plan nuclear argentino. Chubut aparece en el centro de la escena, con reservas estratégicas, tensiones ambientales y un debate abierto sobre el futuro energético de la región
El presidente de YPF, Horacio Marín, confirmó en entrevistas recientes que la empresa busca avanzar en la creación de una nueva subsidiaria llamada YPF Nuclear. El proyecto apunta a explorar y explotar yacimientos de uranio, especialmente en la Patagonia, como parte de una estrategia nacional de diversificación energética que incluye también a los reactores modulares de nueva generación.
Marín mencionó de forma directa a Chubut como una de las provincias con mayores posibilidades. En particular, el yacimiento Cerro Solo, cercano a Gastre, aparece como el principal objetivo de una eventual reactivación del sector. Con reservas estimadas en cinco mil toneladas de uranio, su explotación podría implicar inversiones superiores a los 300 millones de dólares y generar hasta 1.500 empleos directos. El proyecto fue explorado por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en las últimas décadas y llegó a despertar interés de la empresa estatal china CNNC.
El movimiento de YPF se inscribe dentro del Plan Nuclear Argentino impulsado por el Gobierno nacional, bajo la conducción de Demian Reidel al frente de Nucleoeléctrica Argentina. El programa contempla la construcción de al menos veinte reactores modulares pequeños, con diseño nacional, entre ellos una nueva central con cuatro módulos en el predio de Atucha. La necesidad de uranio como combustible habilita una ventana de oportunidad para reactivar proyectos hoy paralizados.
La participación de YPF, tradicionalmente centrada en hidrocarburos, marca un cambio de escala en el debate. En palabras de Marín, la idea es que la compañía se convierta en un actor completo del nuevo mapa energético: desde la extracción del mineral hasta la generación eléctrica con tecnología nuclear. En esa lógica, también se proyecta desarrollar polos industriales cerca de las minas, que incluso puedan abastecer centros de datos mediante inteligencia artificial. “Hoy los países se disputan las fuentes de energía. El uranio se volvió estratégico”, aseguró el titular de la petrolera.
En Chubut, la apuesta choca con un límite conocido: la vigencia de la Ley XVII N° 5001, que prohíbe la minería a cielo abierto y el uso de sustancias tóxicas. Aunque el uranio puede ser extraído con métodos subterráneos o in situ, sin uso de cianuro, la ley se transformó desde su sanción en 2003 en un símbolo de resistencia social. En 2021, un intento de derogación del entonces gobernador Mariano Arcioni fue rechazado por una masiva movilización popular.
El gobernador Ignacio Torres adoptó una postura más matizada. Reconoce el valor estratégico del uranio y afirma que su explotación, tal como está planteada hoy, no viola la normativa vigente. “No hay nada raro”, sostuvo al ser consultado por el tema. También trascendió que la provincia solicitó a la CNEA la devolución de las concesiones de los yacimientos, entre ellos Cerro Solo, por inacción.
Mientras tanto, en otras provincias patagónicas la exploración avanza a otro ritmo. En Santa Cruz, proyectos como Laguna Salada están en etapa de prefactibilidad, con participación de empresas internacionales. En Río Negro, el yacimiento Amarillo Grande, liderado por Blue Sky Uranium, se perfila como uno de los más prometedores del país. Neuquén, con menor desarrollo en el rubro, tiene en marcha el proyecto Cateos, aún en fase inicial.
A nivel nacional, la Argentina importa el 70% del uranio que consume en sus tres centrales nucleares —Atucha I, Atucha II y Embalse—. Reactivar la producción local permitiría asegurar el abastecimiento interno y abrir la puerta a la exportación. Según estimaciones oficiales, los recursos de Cerro Solo por sí solos alcanzarían para cubrir más del doble de la demanda anual del sistema eléctrico.