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Jueves, 7 agosto 2025
Argentina
12 de mayo de 2011
JOSE “PINO” RUSSO

Un médico tallado en la cordillera

El presidente del bloque de diputados del MPN llegó a Neuquén en los ‘70. Un perfil que pocos conocen: lo apasiona la carpintería y fabricó las cunas de sus nietos

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“Doctor, afuera hay un médico que quiere conocerlo”, le dijo uno de los auxiliares y él respondió con total naturalidad: “Bueno que espere, que no rompa”.
El galeno estaba más que metido en lo suyo y no se permitía caer en esa clase de distracciones. Su mundo giraba en torno a una centrífuga que tenía tantos defectos como virtudes: es cierto que funcionaba sin luz, pero demandaba un gran esfuerzo a cambio… Y ahí estaba él, dándole a la manija para poder realizar el análisis.
Veinte minutos. Eso es lo que requería. Y ese era el tiempo que controlaba cuando el que estaba afuera se cansó de esperar y simplemente entró.
-¿Me puedo reunir con usted?
-Sí, pero espere que termine con esto.
-¿Qué está haciendo?
-Un sedimento de orina.
-¿Cómo un sedimento…?
-Sí. ¿No ve? Si paro tengo que ir a buscar más orina.
-No puede ser. No puede trabajar en estas condiciones, es una vergüenza.
-¿Y usted quién es?
-Yo soy Favaloro.
-Y a mí qué me importa.
-Soy cardiólogo, vengo de Estados Unidos.
-¿Y qué hace por acá?
-Vengo a pescar.
-Y entonces, por qué me interrumpe…
La charla se dio hace algún tiempo en la localidad neuquina de Aluminé. José Russo -en adelante “Pino”- era un joven e inquieto emprendedor que daba sus primeros pasos en la medicina. René, en cambio, acababa de alumbrar su revolucionaria técnica del by pass…
“Pino” hoy
Es un apacible mediodía de otoño y el calorcito reinante hace que “Pino”, uno de los hombres fuertes de Jorge Augusto Sapag, se asome a la terraza del edificio legislativo. Bromea, se pone serio y vuelve a bromear cuando La Tecla Patagonia le pregunta por las encuestas que andan dando vueltas de cara a la puja por la gobernación.
-¿Cómo miden?
-Bien (se ríe).
-¿Diferencias?
-Muy bien (vuelve a reírse).
-¿Y en la última como les fue?
-Demasiado bien.
Aquel médico es, hoy, el presidente del bloque de diputados provinciales del Movimiento Popular Neuquino (MPN). Antes, condujo los pasos del hospital Castro Rendón y fue ministro de Salud. Sin dudas tiene su carácter, pero afloja cuando habla de sus nietos. ¿Tiene algún hobby?, le pregunta este medio, y él se larga a contar. “La carpintería”. Entonces, la otra pregunta: ¿Hizo algún trabajo del que pueda sentirse orgulloso? “Sí, las cunas de mis cuatro nietos sin usar un solo clavo. Todo encastrado y en madera bruta que conseguí en la montaña. Madera de la zona”. “Mi abuelo fue carpintero y mi suegro también lo fue. De él heredé las herramientas a las que creía viejas y que un día me decidí a usar. La verdad, es apasionante. Es un oficio muy piola que me animo a aconsejar… La carpintería es un desafío, y la madera es tan noble que permite corregir errores”, siempre que se tengan los conocimientos necesarios. Conocimiento fue, precisamente, lo que acumuló en el interior. Pero no en el mundo de la madera.
Hola MPN
“Yo milito acá, en Neuquén, desde el reinicio de la democracia, pero si quiere le cuento porqué comencé a hacerlo en el MPN” dijo, y no esperó la respuesta: “Yo venía del justicialismo porteño. Eran los principios de los ‘70, una época muy conflictiva en la que para militar había que ir a las villas”. Dicho de otra manera, era un estudiante que hacía sus prácticas y de paso militaba. En eso andaba cuando su vida dio un giro de 180 grados. Su profesión lo llevó al hospital de Tricao Malal y, acostumbrado a los paisajes urbanos, se llevó una soberana sorpresa. La plaza -frente a la cual estaba el nosocomio- no parecía una plaza y el pueblo no tenía pinta de tal. Al menos no para la concepción que se tenía en la Capital. “Pino” siguió de largo como colectivo lleno y tuvo que retomar la marcha: me pasé, era ahí. “Era el año ‘74 y aunque el pueblo era chiquito, el hospital tenía todo lo que tenían los de Buenos Aires. Era la materialización misma del compromiso social. Un paisano de la cordillera tenía el mismo acceso a la salud que un tipo de Barrio Norte, entonces cómo no me iba a hacer de ese partido”, comentó.
-¿Y a qué había ido?
-A hacer una práctica.
-¿Y cuánto se quedó?
-Hasta ahora…
Con semejantes convicciones y mucho por hacer, cómo iba a permitir que le cuestionaran el trabajo, por más apellido que tuviera su interlocutor.
De tierra adentro
De Tricao Malal viajó a Neuquén capital, luego hizo una residencia en medicina rural -aprendió antropología, mapuche, mecánica, geografía- y de ahí de nuevo al interior.
“He tenido una hermosa experiencia personal y profesional. Tengo un hijo de cada pueblo: uno nació en Neuquén, otro en Aluminé, una hija nació en Chos Malal y otro hijo en Plottier”, comenta.
-¿Todos con la misma pareja?
(De nuevo las bromas) -Sí todos con la misma, pero con distintas mujeres.
-¿Y alguno le salió médico o político?
-No, son gente normal.
-Se supone que tantas horas de trabajo le habrán generado algún reclamo
-Por supuesto. Somos una familia pegota y seguimos siendo unidos… Hoy sus pequeños son otros, pero lo siguen visitando en los lugares de trabajo. De hecho, dos de los nietos lo acompañaron en el escenario durante el cierre de campaña. Pase lo que pase en el pleito entre Sapag y Farizano, “Pino” retendrá su sillón, ya que es el candidato a diputado provincial en primer término. ¿Y después?, pregunta La Tecla Patagonia, y una de sus asesoras salta del sillón: “¿Qué les parece candidato a vicegobernador?”. “Pino” se ríe, bromea y enfila para la terraza, donde lo esperan las fotos.n

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