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Viernes, 19 abril 2024
ENCUESTA
10 de agosto de 2020

Curva en descenso para la imagen de Alberto

La aprobación a la gestión de Alberto Fernández registró una nueva caída -la cuarta consecutiva- y se retrotrajo a los valores mínimos de su presidencia, destacó el último estudio de Real Time Data

Curva en descenso para la imagen de Alberto - La Tecla Patagonia
Curva en descenso para la imagen de Alberto - La Tecla Patagonia

La aprobación a la gestión de Alberto Fernández registró una nueva caída -la cuarta consecutiva- y se retrotrajo a los valores mínimos de su presidencia. Pese a ello, el  mandatario cuenta hoy con un apoyo del 50% y un diferencial de +6.  Cabe destacar que, la aprobación de la gestión presidencial experimentó el cuarto deterioro mensual consecutivo, acumulando una caída de 24 puntos en 120 días. De este modo, el indicador se retrae a los valores más bajos de la presidencia de Fernández.

La proporción de quienes sostienen la necesidad de priorizar el funcionamiento de la economía (54%) superó por primera vez a la de aquellos que creen que la principal prioridad del gobierno debería ser frenar al coronavirus (41%).

El bajo perfil de Macri ha favorecido la fragmentación del liderazgo en Juntos por el Cambio. En este contexto, Macri, Vidal, Larreta, Carrió, Lousteau y Bullrich aparecen espontáneamente, y en relativo pie de igualdad, como las figuras más representativas del espacio. 

En este contexto, el apoyo a la cuarentena sigue reduciéndose de forma progresiva y constante. En la presente medición realizada por la consultora “Real Time Data”, apenas un 31% de la población apoyó decididamente su continuidad, 44 puntos menos que hace 4 meses atrás. Los simpatizantes del gobierno actual y anterior manifiestan diferentes agendas de problemas, siendo la economía la única coincidencia. Por fuera de eso, los oficialistas destacan la pandemia y la deuda, y los opositores la corrupción y la inseguridad.

En declaraciones a LaTecla.Info, Nicolás Solari, Director de “Real Time Data”, consideró:  “La respuesta colegiada de Fernández, Rodríguez Larreta y Kicillof ante la amenaza del coronavirus fue una apuesta políticamente inteligente que persiguió -además de los declarados objetivos sanitarios- la cristalización de un nuevo balance de poder. Es que para bien o para mal, el Covid-19 llegó a estas costas en el preciso momento en que todo el sistema político se reconfiguraba a la luz de liderazgos emergentes e inestables”.

Además agregó: “Los mandatarios de Nación, Ciudad y Provincia encontraron en la pandemia una ventana de oportunidad para fortalecer su imagen pública, disciplinar la propia tropa y acallar criticas externas, cuando los tres transitaban su consagración electoral con más temores que seguridades”.



En referencia al presidente y de sus pares en Ciudad y Provincia, afirmó: “Alberto Fernández había ganado contundentemente la elección, pero la economía y la sombra de Cristina Kirchner condicionaban -como todavía lo hacen- sus márgenes de acción. Rodríguez Larreta había logrado conservar la Ciudad frente a la avalancha peronista, aunque el liderazgo del espacio prometía seguir en manos del macrismo más duro. Axel Kicillof había aplastado a Vidal, pero vislumbraba en la situación social del conurbano y sus barones una caja de Pandora imposible de controlar. En este contexto, la cuarentena y las medidas de emergencia frente a una amenaza desconocida, letal y global prometían echar un manto de hielo sobre la coyuntura vernácula y blindar a los mandatarios de las disidencias internas y externas”.

En este línea Solari puntualizó: “El cálculo político del improbable trío se sustentó en dos premisas que conducían a dos desenlaces posibles. La primera proposición era que la cristalización de la emergencia –esencialmente la cuarentena- favorecería los índices de aprobación de los mandatarios (rally 'round the flag effect, según la sociología política norteamericana); la segunda, que ese beneficio se iría erosionando con el transcurrir de las semanas y los meses. Los desenlaces posibles dependían entonces de la magnitud de capital que obtendrían los mandatarios por ponerse al frente de la crisis y de la velocidad con que ese capital se consumiría en el fuego del deterioro económico. Si la pandemia terminaba antes que se agotara el capital político ganado, los mandatarios habrían obtenido un rédito político y fortalecido sus posiciones; caso contrario, habrían al menos ganado tiempo frente a una amenaza que se confirmaría difícil y peligrosa no solo en términos epidemiológicos si no también políticos”. 

“El monitor de opinión pública de Real Time Data registró mes a mes la evolución de la apuesta política. En abril, tras la declaración de la cuarentena, las evaluaciones positivas de Fernández, Rodríguez Larreta y Kicillof se dispararon. De allí en más, comenzó para los dos mandatarios peronistas un recorrido negativo que, en agosto, los devolvió a los valores previos a la pandemia. Para Fernández y Kicillof, no habrá ganancia, al menos en términos de opinión pública. Mientras tanto, Rodríguez Larreta todavía surfea la ola de los índices de alta popularidad, razón más que valedera para intentar ponerle un broche a la cuarentena, cobrar los dividendos de la apuesta y seguir adelante en la construcción de su proyecto de poder. La era de la confluencia multipartidaria frente a la pandemia, parece llegar a su fin” finalizó.

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