"El año 2025 quedará inscripto como uno de los más críticos del largo ciclo político de Alberto Weretilneck . No por un colapso institucional ni por una crisis fiscal terminal, sino por un fenómeno más profundo: la erosión simultánea del poder político", sostuvo el analista Gonzalo Santos sobre la gestión del rionegrino durante este año

Orden sin poder ni desarrollo: Weretilneck en la fase defensiva de su ciclo

El director de la consultora DosNueveVeinte, Gonzalo Santos, analizó en diálogo con La Tecla Patagonia la gestión del rionegrino, Alberto Weretilneck durante este año. El especialista hizo hincapié en la pérdida de poder político del mandatario junto a un exhaustivo análisis de indicadores productivos y de empleo.

"El año 2025 quedará inscripto como uno de los más críticos del largo ciclo político de Alberto Weretilneck. No por un colapso institucional ni por una crisis fiscal terminal, sino por un fenómeno más profundo: la erosión simultánea del poder político, la representación nacional y la capacidad de proponer un horizonte de desarrollo. Por primera vez en más de una década, el orden verde dejó de producir expansión.

La elección legislativa nacional fue el hecho político central del año. Weretilneck decidió plebiscitar su liderazgo: encabezó la campaña, concentró aparato estatal, recursos y territorialidad. El resultado fue contundente: 27% de los votos, con apenas 68% de participación, la segunda más baja de la historia provincial. El dato más relevante es institucional: Juntos Somos Río Negro quedó sin representación en el Congreso por primera vez desde 2019. En términos de poder efectivo, perder bancas es perder capacidad de negociación estructural.

Esta derrota completa una secuencia descendente: piso histórico en elección a Gobernador en el turno provincial de 2023; caída en las nacionales de ese mismo año con pérdida de una banca, consiguiendo el peor registro histórico de JSRN; y ahora exclusión total del ámbito nacional tras el tercer lugar en la Legislativa de octubre pasado. Desde una mirada de ciclos políticos, se consolida un proceso de agotamiento de la hegemonía provincial del Weretilneck.

A este deterioro externo se suma una novedad disruptiva: las fisuras internas en JSRN, visibles en el enfrentamiento con el vicegobernador y socio histórico, Pedro Pesatti. Por primera vez, el principal capital simbólico del liderazgo —la supuesta infalibilidad de W— quedó severamente dañado. La obediencia vertical, que durante años se sostuvo sobre la eficacia electoral, dejó de ser automática.

Pero el núcleo más estructural del desgaste no es solo político: es económico-productivo. Las investigaciones sobre el mercado laboral privado en Río Negro muestran que casi el 70% del empleo asalariado privado se concentra en ramas de baja complejidad y bajo salario. Comercio, servicios personales, sectores primarios poco industrializados y actividades de baja productividad siguen siendo el corazón del empleo. Este patrón no solo limita los ingresos: bloquea la movilidad social, deprime la recaudación genuina y estrecha el margen de política pública.

El Índice Federal de Fortaleza Productiva (IFFP 2920) confirma este diagnóstico desde una perspectiva comparada. Río Negro se ubica de manera persistente en zonas medias-bajas del ranking nacional, con debilidades estructurales en tres dimensiones críticas: diversificación productiva, densidad industrial y complejidad tecnológica. La provincia exhibe enclaves dinámicos —energía, fruticultura, turismo—, pero mal conectados entre sí, sin integración sistémica y sin capacidad de irradiar desarrollo al resto del territorio. La economía funciona como un archipiélago productivo, no como un sistema.

El análisis del Presupuesto profundiza este mismo límite. El equilibrio fiscal se sostuvo, pero a costa de una estructura del gasto crecientemente rígida, con fuerte peso del gasto corriente y una inversión de capital orientada mayormente a sostener infraestructura existente. La inversión pública con efecto multiplicador productivo sigue siendo marginal. Es decir: la provincia ordena sus cuentas, pero no utiliza el orden como palanca de transformación".

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