23 de septiembre de 2025
UN HISTORIA CONFLICTIVA
Retenciones: los vaivenes del salvavidas de todas las crisis económicas
Es un impuesto con raíces en el siglo XIX que ha sido un pilar fiscal pero también fuente de conflictos. A lo largo de las décadas, las alícuotas variaron, de quitas bajo Menem y Macri, a subas con Duhalde y los Kirchner. La medida de Milei de retenciones cero es celebrada, pero su carácter transitorio plantea dudas

En un anuncio que busca inyectar dólares al mercado en vísperas de un contexto electoral tenso, el gobierno de Javier Milei decidió eliminar temporalmente las retenciones a las exportaciones de granos, subproductos y carnes hasta el 31 de octubre próximo.
La medida, que podría durar solo hasta que se liquiden unos 7.000 millones de dólares, revive un viejo debate en Argentina: el impuesto a las ventas externas del agro, un tributo centenario que ha financiado al Estado pero también ha desatado las mayores peleas políticas del sector rural.
Mientras el campo celebra el "respiro", analistas advierten que se trata de un parche y no del fin prometido de estas cargas impositivas.
Orígenes
Las retenciones a las exportaciones agropecuarias no son un invento moderno. Surgieron en la Argentina del siglo XIX como una herramienta para financiar la construcción del Estado nacional en un país dependiente de la exportación de materias primas como cueros, sebo y granos.
La primera norma data de 1862, durante el gobierno de Bartolomé Mitre, y gravaba las salidas portuarias con tasas variables para equilibrar las arcas públicas en una economía en expansión.
Durante la Belle Époque (1860-1910), el agro exportador floreció sin mayores gravámenes, impulsando la inmigración y el ferrocarril. Pero la Gran Depresión de 1930 cambió el panorama: el gobierno de Agustín P. Justo intervino para proteger la industria naciente, introduciendo derechos de exportación que gravaban hasta el 10% de los productos del campo, como trigo y carne.
Esta fue la semilla de un instrumento fiscal que se aplicaría con intermitencias, convirtiendo a Argentina en el país que más grava sus exportaciones en relación con su PIB.
Décadas de subas y quitas: un vaivén fiscal
Desde 1983, se registraron al menos 80 modificaciones en las alícuotas de retenciones para los principales cultivos, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
El Plan de Convertibilidad de Carlos Menem en 1991 marcó un hito de quita total: se eliminaron los derechos de exportación (DEX) para maíz, trigo y girasol, salvo para la soja que mantuvo un 0,5% simbólico, en un esfuerzo por liberalizar la economía.
La crisis de 2001 revirtió todo. El gobierno interino de Eduardo Duhalde reimpuso las retenciones en 2002 –hasta 20% para soja y 12% para otros granos– como medida de emergencia para recaudar divisas y subsidiar combustibles.
Bajo Néstor Kirchner, las alícuotas subieron gradualmente: en 2005 alcanzaron el 20% para soja y en 2008, Cristina Fernández de Kirchner las elevó al 35% para este cultivo clave, junto con incrementos para trigo (23%) y maíz (20%).
Mauricio Macri, en 2015, impulsó quitas parciales: bajó la soja al 30% y la eliminó progresivamente hasta 18% en 2018, en un guiño al sector agroexportador que aportó más de 150.000 millones de dólares en DEX entre 2003 y 2024.
Sin embargo, el gobierno de Alberto Fernández las recrudeció en 2020 al 33% para soja y 12% para economías regionales, justificándolo como herramienta contra la inflación y la pobreza.
Ningún episodio encapsula mejor el conflicto que el de 2008, conocido como el "Conflicto del Campo". La suba del 35% a la soja desató una huelga patronal de 129 días, con cortes de ruta, cacerolazos en Buenos Aires y una movilización histórica de la Mesa de Enlace (Sociedad Rural, Federación Agraria, Coninagro y CRA).
El gobierno kirchnerista lo implementó por decreto pese al rechazo del Senado, polarizando al país entre "extractivismo rural" y "desarrollo industrial".
Las tensiones se repitieron: en 2011, la quita de retenciones móviles por montos fijos generó protestas de pequeños productores; en 2018, la gradual baja de Macri fue celebrada pero insuficiente para el agro, que vio en las elecciones un campo de batalla.
Bajo Fernández, las subas de 2019 y 2020 avivaron marchas tractoradas en reclamo de "retenciones cero", aliando al sector con la oposición libertaria emergente. Javier Milei capitalizó este descontento en su campaña de 2023, prometiendo la eliminación total como pilar de su "shock" económico.