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Domingo, 10 agosto 2025
Argentina
10 de agosto de 2025
INFORME

Balance de temporada: un invierno flojo

El flujo turístico para las vacaciones de mitad de año dejo un saldo con tendencia a la baja: mientras Bariloche brilló con récord de turistas internacionales, el resto de la región enfrentó caídas pronunciadas por la crisis económica, la falta de nieve y la fuga de visitantes nacionales hacia destinos más accesibles

Balance de temporada: un invierno flojo
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La temporada invernal de 2025 en las provincias patagónicas de Chubut, Neuquén, Río Negro y Santa Cruz dejó un saldo negativo en términos generales, marcado por la caída del turismo interno, las dificultades climáticas y la persistente crisis económica. Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el movimiento turístico nacional registró una disminución del 10,9% respecto al año anterior, con una reducción aún más pronunciada en el impacto económico (-11,2%). 

La combinación de un invierno seco en su primera fase, la pérdida de competitividad cambiaria para el turismo internacional y el ajuste en el gasto de las familias argentinas configuraron un escenario adverso para la mayoría de los destinos.  

Entre las excepciones, San Carlos de Bariloche emergió una vez más como el principal punto de luz, con una ocupación hotelera del 80% y un récord de vuelos internacionales, especialmente desde Brasil. El secretario de Turismo local, Sergio Herrero, destacó el trabajo de promoción temprana y las estrategias de precios congelados como claves del éxito: "Tomamos el balance como muy positivo en este invierno, hemos tenido mayor cantidad de vuelos récord desde Brasil, superamos las expectativas", afirmó en declaraciones a La Tecla Patagonia.



Sin embargo, fuera de este caso aislado, la realidad fue muy distinta: centros de esquí como La Hoya en Esquel cerraron anticipadamente por falta de nieve y bajo flujo turístico, mientras ciudades como Puerto Madryn enfrentaron un primer semestre crítico.  

El sector hotelero de Puerto Madryn expresó su preocupación por la fuerte caída en la ocupación. Leandro Bruzzo, representante de la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT), admitió: "Tuvimos un primer semestre muy difícil. Argentina sigue siendo un país caro, y en invierno, competir con destinos como Brasil se hace más complicado". Mientras tanto, el cierre anticipado de La Hoya —donde apenas 14 personas usaron los medios de elevación en sus últimas semanas— resumió el drama de los destinos dependientes de la nieve. El intendente de Esquel, Matías Tacetta, reconoció la necesidad de diversificar la oferta: "Las cuestiones de la naturaleza no las podemos manejar, pero esto nos obliga a trabajar en alternativas".  

Río Negro: Bariloche brilla, pero el resto de la provincia sufre  

San Carlos de Bariloche fue la excepción que confirmó la regla en una provincia donde el resto de los destinos enfrentaron serias dificultades. La ciudad, beneficiada por su conectividad aérea y una campaña agresiva de promoción, logró mantener ocupaciones del 80%, con un flujo destacado de turistas brasileños.

Sin embargo, localidades como Las Grutas y El Bolsón no corrieron la misma suerte, con ocupaciones que no superaron el 50%. La falta de nieve en las primeras semanas desalentó a los visitantes, aunque el repunte posterior en julio permitió recuperar parte del terreno perdido.  

La estrategia de congelar precios en atracciones como el Cerro Otto y la gastronomía fue clave para sostener el turismo nacional, pero incluso así, el gasto promedio por visitante cayó entre un 8% y 12% respecto a 2024. "Hicimos un esfuerzo enorme para que la gente no sienta el golpe de la inflación, y funcionó", explicó Herrero.



No obstante, el éxito de Bariloche no alcanzó para compensar el bajo desempeño del turismo regional, que tradicionalmente nutre a destinos como Villa La Angostura y San Martín de los Andes, pero que este año optó por reducir gastos o buscar alternativas más económicas.  

El contraste entre Bariloche y el resto de la provincia evidenció una brecha que se profundiza: los destinos consolidados con infraestructura aérea y promoción internacional lograron capear la crisis, mientras aquellos dependientes del turismo en auto o de cercanía quedaron expuestos a la contracción del mercado interno. 

Neuquén: la crisis del esquí y la búsqueda de alternativas  

Neuquén enfrentó una de las temporadas más duras de los últimos años, con ocupaciones que apenas rozaron el 50% en San Martín de los Andes y Villa La Angostura. La escasez de nieve en junio y parte de julio generó cancelaciones masivas, mientras el alto costo de los paquetes turísticos alejó a familias que antes elegían la zona. "Vimos muchos turistas que reservaban a último momento, solo si había nieve asegurada", explicaron desde el sector hotelero de San Martín. El aeropuerto de Chapelco operó con una ocupación de asientos inferior al 60%, reflejando la caída en la llegada de visitantes de alto poder adquisitivo.

 

La provincia respondió impulsando actividades alternativas, como el enoturismo en la ruta del vino patagónico y circuitos culturales mapuches, que atrajeron a un nicho reducido pero interesado en experiencias distintas. Sin embargo, estas iniciativas no lograron compensar la caída general. La ciudad de Neuquén capital, en cambio, mantuvo una ocupación del 56%, beneficiada por eventos menores y su rol como nodo logístico para viajeros en tránsito hacia otros puntos de la Patagonia.  

El intendente de San Martín de los Andes, Carlos Saloniti, reconoció el desafío: "Fue un año para replantearnos todo. No podemos depender solo del invierno". La provincia ya trabaja en una campaña para posicionar el otoño y la primavera como temporadas fuertes.

Chubut: Puerto Madryn resiste, pero la cordillera colapsa  

Chubut vivió una temporada de contrastes: mientras Puerto Madryn logró una recuperación parcial gracias a su oferta cultural y de naturaleza, la zona cordillerana de Esquel y Trevelin enfrentó uno de sus peores inviernos. La ciudad costera pasó de una ocupación inicial del 25% a un 45% hacia fines de julio, impulsada por el 160° aniversario de la ciudad y el turismo étnico mapuche-tehuelche. "El termalismo y los avistajes de fauna ayudaron, pero no fue suficiente para revertir la caída del primer semestre", explicó Bruzzo, de la AHT.  

En la cordillera, el cierre anticipado del centro de esquí La Hoya simbolizó el colapso del modelo tradicional. Con apenas 14 visitantes en sus últimas semanas, la decisión de cerrar justamente durante esta semana dejó en evidencia la dependencia crítica de las condiciones climáticas. "La naturaleza marca el ritmo, y este año no estuvo de nuestro lado", admitió la concesionaria del cerro. El intendente Tacetta enfatizó la necesidad de diversificar: "Esquel tiene mucho más que nieve, pero debemos comunicarlo mejor".  



El bajo desempeño de la cordillera contrastó con una moderada reactivación en la costa, donde el avistaje de ballenas ganó terreno. Sin embargo, la conectividad aérea limitada (solo dos vuelos semanales a Esquel) siguió siendo un obstáculo estructural. 

Santa Cruz: El Calafate aguantó, pero el turismo interno cayó  

Santa Cruz tuvo en El Calafate su principal sostén, con una ocupación del 60% en hoteles de gama media y alta, gracias al flujo internacional atraído por el Glaciar Perito Moreno. "Los europeos y estadounidenses siguen viniendo; para ellos, el tipo de cambio sigue siendo favorable", señalaron desde la Cámara de Comercio local. Sin embargo, destinos como Puerto San Julián y Puerto Deseado no superaron el 35% de ocupación, afectados por la caída del turismo nacional.  

La provincia aprovechó su oferta de naturaleza extrema, promocionando senderismo invernal en El Chaltén y avistaje de fauna marina. No obstante, los costos logísticos elevados y la lejanía de los principales mercados emisores siguen siendo barreras difíciles de sortear.  



El invierno patagónico de 2025 confirmó que los destinos con conectividad aérea, promoción internacional y oferta diversificada lograron amortiguar la crisis, mientras aquellos dependientes del turismo regional o de un solo atractivo —como la nieve— sufrieron las consecuencias. Bariloche, con su estrategia agresiva de precios congelados y vuelos internacionales, fue la excepción en un mapa marcado por ocupaciones mediocres y cierres anticipados, como el emblemático caso de La Hoya en Esquel.  

La región enfrenta el desafío de reducir su dependencia estacional y climática, potenciando experiencias alternativas que aprovechen su patrimonio natural y cultural durante todo el año. El mensaje es claro: en un contexto económico adverso y con un clima cada vez más impredecible, la reinvención no es una opción, sino una necesidad para mantener el atractivo de la Patagonia como destino turístico.
 

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