20 de julio de 2025
DISPUTA SIN FRENO
Crisis pesquera: se agudiza el conflicto con los gremios y las empresas no salen al mar
Las cámaras que integran la industria pesquera nacional comunicaron la suspensión de todas las zarpadas programadas de la flota congeladora tangonera en aguas nacionales, como medida excepcional ante la escalada de amenazas, intimidaciones y violencia sufridas por trabajadores que manifestaron su voluntad de embarcarse

La crisis pesquera que atraviesa la Argentina sigue sin encontrar un final. Es que, en las últimas horas, las empresas de la industria expresaron a través de un comunicado la suspensión de las salidas al mar alegando violencia y amenazas de parte del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU).
“Las cámaras que integran la industria pesquera nacional comunican la suspensión de todas las zarpadas programadas de la flota congeladora tangonera en aguas nacionales, como medida excepcional ante la escalada de amenazas, intimidaciones y violencia sufridas por trabajadores que manifestaron su voluntad de embarcarse”, manifestaron en primer lugar, y añadieron que “esta decisión, adoptada con profundo pesar, busca preservar la seguridad física y emocional de las tripulaciones y sus familias. En las últimas horas, varios marineros han recibido amenazas directas, incluyendo mensajes intimidatorios y agresiones personales, que fueron denunciados ante las autoridades correspondientes. La situación ha alcanzado un nivel de gravedad tal que ya se han presentado denuncias por amenazas de muerte, lo que motivó incluso intervenciones judiciales y allanamientos”.
Además comentaron: “No podemos permitir que trabajadores que han decidido libremente ejercer su derecho al trabajo sean puestos en riesgo. La familia está primero, y cuando se la
amenaza, se transgreden los límites más profundos de la convivencia social y laboral”.
Libertad y trabajo bajo amenaza
“Desde hace meses, la actividad pesquera enfrenta un conflicto gremial prolongado que ha impedido la normal operación de numerosas unidades productivas. En este contexto, un número creciente de tripulantes había optado por retomar las actividades, en acuerdos individuales y voluntarios con las empresas, como vía para garantizar su sustento y la continuidad de una temporada clave para la actividad exportadora nacional”, continúa el escrito y agrega que “sin embargo, tal como denunció públicamente la industria pesquera, la respuesta ha sido una ofensiva coordinada de violencia, aprietes y extorsión por parte de sectores gremiales que buscan frenar cualquier intento de normalización de la actividad, incluso mediante métodos ajenos al marco legal y sindical. Esta conducta pone en jaque no
solo el inicio de la temporada de pesca de langostino, sino el conjunto del entramado económico y social de las regiones costeras”.
Llamado a la responsabilidad institucional
El arco empresarial pesquero -representado por CAPECA (Cámara de Armadores
Pesqueros y Congeladores de la República Argentina), CAPIP (Cámara Argentina
Patagónica de Industrias Pesqueras) y CEPA (Consejo de Empresas Pesqueras
Argentinas)- exige a las autoridades una intervención urgente y decidida, que permita
restablecer condiciones mínimas de seguridad y legalidad para el desarrollo de la
actividad. “Instamos a que el Estado nacional, las autoridades provinciales y municipales, y
especialmente las entidades gremiales responsables, condenen sin ambigüedades
estos hechos y se comprometan con la paz social y el trabajo argentino”, señalaron
desde las cámaras.
“La actividad pesquera representa más de 46.000 empleos directos, genera
exportaciones por más de 2.000 millones de dólares anuales y es uno de los motores
productivos clave de las provincias del litoral marítimo. No es tolerable que esta
columna vertebral de la economía regional quede rehén de una minoría que recurre a
la violencia para impedir que los trabajadores decidan en libertad”, indica el comunicado y concluye: “La industria pesquera reitera su agradecimiento a los cientos de trabajadores que han manifestado, con coraje y compromiso, su voluntad de volver al mar. Ese espíritu, basado en el respeto mutuo, la libertad de elección y el trabajo honesto, sigue siendo el único camino posible hacia una pesca argentina moderna, justa y sostenible”.