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18 de junio de 2019

Política electoralista: Los salvavidas de Cambiemos

El Gobierno puso en marcha una serie de medidas para mejorar la imagen de la gestión del Presidente Mauricio Macri durante la campaña para las elecciones que se vienen. Oportunismo y necesidad se combinan en una jugada política contrarreloj

Política electoralista: Los salvavidas de Cambiemos - La Tecla Patagonia

 Por Alejandro De Angelis  

Las PASO de agosto se acercan y es momento de jugar todas las cartas posibles para conseguir superar la elección. Consciente de sus dificultades para imponerse, el oficialismo nacional activó el plan “salvavidas”, que apunta a mejorar la economía en los meses previos a la votación y, así, lograr un efecto en la intención de voto que lo ubique en una mejor posición para pelear por la reelección en octubre y diciembre, si se llega a un balotaje. 

Oportunistas, populistas, electoralistas, cualquier mote les cabe a las medidas adoptadas por un Gobierno que pregonó una política totalmente contraria a la que se practica, mirando más los intereses políticos propios que las necesidades básicas de la sociedad. Cambiemos abandonó el lema “haciendo lo que hay que hacer”, que desconocía la coyuntura para sentar las bases de “un cambio real”, para abrazarse a la consigna de “hacer para ganar”, y así ubicar la retención del poder como prioridad.

“Es la economía, estúpido”, reza la frase, ligeramente alterada, que representa la actualidad política del oficialismo nacional. Y así lo manifiesta el termómetro de la calle, que mide como mayor preocupación en la sociedad la situación financiera, muy por encima de la inseguridad y la corrupción, temas siempre en la agenda de los argentinos, ahora desplazados a un tercer o cuarto orden de importancia.

Para ello, desde La Rosada pergeñaron medidas de maquillaje, fáciles de llevar a cabo y, por sobre todas las cosas, de rápido impacto. En un invierno crudo, la meta es “calentar la economía”, y que se reactive el consumo para motorizar a los diferentes actores que hoy se encuentran deprimidos o, directamente, paralizados, producto de la fuerte recesión. 

Que los índices cierren
Unos de los mayores argumentos opositores para impulsar la salida de Cambiemos del Gobierno a partir de octubre es el empeoramiento de índices. En ninguna de las categorías económicas el Ejecutivo logró mejorar los números que dejó la anterior gestión en 2015, y en muchos de ellos, las cifras fueron hacia atrás. 
Como ejemplo basta ver el rubro construcción, donde la merma de la producción y la baja de empleo fueron estrepitosas en uno de los sectores troncales de la economía doméstica. También se da en el caso de la industria automotriz, donde la caída de ventas y la disminución de las empresas en pos de su supervivencia fueron catastróficas. Los datos indican que la relación auto/salario pasó de 10,6 en marzo de 2018 a 15,5 en enero de 2019, mientras que la producción experimentó un descenso de más de 30% interanual y una caída de casi 57% interanual en la venta mayorista. 
El remedio para un paciente en terapia intensiva, según el oficialismo, es el de inyectar dinero en el mercado interno y, así, alimentar el tan mentado círculo virtuoso de la economía, del que muchos de los hombres que hoy forman parte del Gobierno han renegado. 
Planes de financiación, créditos de rápido otorgamiento, subsidios a cuenta del Estado, restitución del poder adquisitivo a los trabajadores, inflación en baja y estabilidad cambiaria son algunas de las medidas pensadas para generar en el electorado un efecto de meseta que, según el relato oficial, conducirá a un crecimiento sostenido durante los próximos años, sí y solo sí Cambiemos retiene el poder y conduce los destinos de la Nación durante un segundo mandato. 
El rol clave en la ingeniería financiera pensada por el oficialismo para llegar en buena forma a las elecciones, lo ocupó el Fondo Monetario Internacional (FMI), con su respaldo a la gestión del Presidente Macri; no solo expresado mediante gestos políticos, sino también en lo concreto, con el envío de dinero para afrontar los gastos que implica reactivar la economía repentinamente. Tras un año con el agua al cuello, en la Rosada buscan echar mano a sus salvavidas y seguir con chances de poder conducir al país durante cuatro años más. 

Un operativo antiinflación
El plan antiinflación tuvo varias etapas, que no plancharon la cifra pero lograron una desaceleración. En abril, el Gobierno decidió congelar los aumentos de tarifas que iban a darse en ese mes, mayo y junio, y postergarlos hasta octubre, donde comenzarán a aplicarse. Además se acordó un esquema de “precios esenciales”, para garantizar una canasta básica familiar en las góndolas con valores que no superen las posibilidades de gasto de una familia tipo. 
A ello se sumó la estabilidad del tipo de cambio, que se encuentra flotando entre 44 y 46 pesos, y así se evita el pase a precios que cada de-valuación conlleva. Sumado a ello se postergó para julio un incremento en el impuesto al combustible, que iba a impactar en el precio de las naftas en junio, y se aplicaría en julio, para lograr retrasar el efecto sobre toda la cadena productiva. 
Con estas medidas circunstanciales, muchas de las cuales, tarde o temprano deberán cesar, el Ejecutivo pretende planchar la inflación, que en los últimos meses se mostró en descenso, aunque continúa en niveles altísimos respecto de años anteriores. El objetivo provisorio es darle un descanso al bolsillo, aumentando el poder adquisitivo de los trabajadores, y provocar la sensación de una mejoría, justo en los meses donde los ciudadanos deberán definir si quieren seguir siendo gobernados por Macri o si eligen una nueva opción que 
prometa mejores oportunidades. 
En el medio, los privados presionan, ya que con un congelamiento pierden rentabilidad. Allí estará la clave para sostener el “operativo antiinflación” de acá a octubre, sin que las empresas rompan el “pacto de caballeros” logrado entre las partes.

El salvataje del FMI en pleno período electoral 
En septiembre de este año se completará el envío del 90% del crédito acordado entre el Gobierno nacional y el FMI.  En lo que resta de 2019 llegarán dos desembolsos, de unos US$ 5.400 millones cada uno: en junio, el primero, y en septiembre, el segundo; siendo en total unos U$S 10.800 millones. Además habrá un desembolso de unos US$ 1.000 millones extra hacia mediados de diciembre. Para el próximo Gobierno, sólo quedarán dos pequeños envíos, en 2020 y 2021.  

Los temas económicos son los que más preocupan a los argentinos 
De acuerdo a un informe de la consultora D’Alessio IROL en conjunto con el estudio Berensztein acerca de los problemas que más preocupan a los argentinos, realizado en mayo de este año, la economía ocupa el centro. 
El tema que mencionan los consultados como principal es la inflación, mientras que detrás se ubica la incertidumbre ante la situación económica del país. Recién en el tercer lugar de preocupación aparece la inseguridad, tendencia que se repite desde 2016, cuando los índices económicos comenzaron a ser adversos para el Gobierno. Antes, la seguridad y la delincuencia eran primordiales. 
Asimismo, y como dato que más captó el Gobierno, los encuestados manifestaron como una gran deficiencia no ver propuestas realizables para lograr el crecimiento económico. Dicho ítem es la cuarta mayor preocupación de los argentinos. El sondeo se asemeja a los realizados por el oficialismo, que originaron los movimientos en torno a mejorar la situación económica previo a los comicios, y con ella, la intención de voto del presidente Mauricio Macri. 

El eje, en el consumo interno 
La otra pata a la que apunta el Gobierno para reactivar la economía es la del consumo. El famoso “círculo virtuoso” no funciona sin trabajadores que tengan el salario suficiente para satisfacer sus necesidades básicas, y un poco más. 
En tal sentido, a diferencia de años anteriores, el Ejecutivo marcó la pauta con cierres de paritarias sin grandes discusiones, algo que replicaron todos los oficialismos a lo largo y ancho del territorio argentino. 
Lejos de recuperar la pérdida de 2018, el poder adquisitivo se emparda en 2019 con las expectativas de inflación, por lo que el dinero sobrante podría volcarse a la economía interna y, así, lograr la reactivación que demandan comerciantes y pymes para superar la crisis. 
A ello se le suma la implementación de los planes conocidos como “Ahora 12 y 18”, que permite la ejecución de plantes largos de financiación, respaldado por los bancos y las tarjetas de crédito. Antes, el procedimiento era con intereses de hasta el 40%, contrario a lo pensado con lanzamiento original, algo que en los últimos meses se suprimió, para incrementar las compras. En el plano de la industria automotriz, una de las más golpeadas, la receta ejecutada fue el “Plan 0Km”, que tendrá descuentos de hasta 90.000 pesos para la compra de vehículos nuevos. 
Por último, en el rubro inmobiliario, se dio el relanzamiento del “Procrear”, con 90.000 créditos disponibles para la compra de viviendas usadas y la construcción de nuevas. La medida alivia no solo a los corredores de inmuebles, sino también a las empresas vinculadas con la construcción, que habían experimentado un merma que solo se subsana con la ejecución de obra pública. 



 

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