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Viernes, 29 marzo 2024
BALANCE
3 de enero de 2021

Las agendas patagónicas emergentes y los desafíos nacionales

El analista Rubén Zárate realiza un preciso análisis del comportamiento político de la región en 2020, alianzas y tensiones con el Gobierno nacional. Además, el escenario marcado por las crisis recurrentes y el surgimiento de nuevas agendas

Las agendas patagónicas emergentes y los desafíos nacionales - La Tecla Patagonia
Las agendas patagónicas emergentes y los desafíos nacionales - La Tecla Patagonia

Por Rubén Zárate*

El gobierno nacional termina el 2020 con una buena relación con la mayoría de las provincias y con acuerdos cada vez más afinados con las patagónicas. No emergen críticas públicas desde el Sur y se van consolidando las alianzas legislativas que incrementan la capacidad de gobierno.

Coaliciones, federalismo y parlamentarismo

Duchos en estrategias federales desde la debilidad y la lejanía, los dirigentes patagónicos van descubriendo las bondades de un modelo de gobierno surgido de una coalición que requiere ampliación, un federalismo emergente con las capitales alternativas y un novedoso parlamentarismo sostenido en el liderazgo de los presidentes de ambas Cámaras.

Los acuerdos se expresan en el acompañamiento legislativo a las iniciativas del Presidente que van más allá de la pertenencia al Frente de Todos. El eficaz protagonismo del Senador Alberto Weretilneck para lograr la aprobación del proyecto de Ley IVE en la última sesión del año, que el Ejecutivo Nacional había enviado en disidencia con miembros de su bloque, no fue una excepción.

Los intereses específicos de cada provincia se tratan sin estridencias. Las expectativas generadas en Enero de 2020 persisten. Todos se preparan para revisarlas ante la renovación parcial de las Cámaras pero nadie augura grandes sorpresas, todo indica que los diseños políticos van a ser bastante respetuosos de los poderes territoriales, las identidades provinciales y los acuerdos verificados este año.

Las rápidas acciones de reparación que se realizaron en cada  provincia revirtiendo muchas de las decisiones planteadas por el gobierno de Macri a inicios de 2020 disminuyeron la conflictividad social y crearon un camino de acuerdos; grandes obras públicas, regímenes impositivos, estímulo a la exportación de hidrocarburos, entre otros fueron parte del paquete.

Luego que la oposición perdió la batalla por las sesiones remotas el Congreso Nacional logró los más altos niveles de producción legislativa en dos décadas. Los legisladores patagónicos contribuyeron a crear una sólida arquitectura legal que permite abordar problemas cada vez más complejos. Esto, que no suele entrar en la evaluación de los analistas políticos, también ha empezado crear expectativas para los desafíos que vienen en la región, y como sabemos la política es en buena parte gestión de expectativas.

Gobernar la crisis o sobre llovido mojado

Con la vigencia en 2019 de la Ley de Emergencia N° 27.541 de Solidaridad Social y Reactivación Productiva se generaron herramientas para afrontar la crisis generada por Cambiemos, la misma legislación permitió abordar las consecuencias de la pandemia.  

En mayo, el Ministerio de Economía definió los criterios de distribución de los créditos preferenciales por un total de 60.000 millones de pesos, en el marco del Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial (FFDP) para asistir financieramente a las provincias por el COVID-19. El decreto 352/2020 por el cual se creó el Programa para la Emergencia Financiera Provincial completó la arquitectura legal.

Los préstamos, otorgados por las necesidades financieras de cada provincia y por las condiciones estructurales con las que cada jurisdicción hace frente a la crisis, fueron fluidos. En noviembre habían recibido: Chubut, 10 mil millones; Neuquén, 8 mil millones; Río Negro, 5.500 millones; Santa Cruz, 3 mil millones y Tierra del Fuego, 1.500 millones.

Crisis recurrentes y dinámicas estructurales

Los datos financieros no son menores. La dinámica recurrente de las deudas provinciales va adquiriendo desde hace años una persistencia estructural y en muchos casos contrastan con las ganancias presentadas en las Bolsas de Valores por las empresas operadoras de recursos naturales y servicios que actúan en sus propios territorios.

El modelo emergente en 1990 empezó a encontrar algunas rigideces significativas para lograr solidez fiscal y desarrollo territorial. Las cadenas de valor globales y muy cortas en el territorio no facilitan la industrialización y la innovación, dos aspectos centrales para el desarrollo sostenible y la creación de empleos locales.

Parece que la nueva agenda cabalgará sobre antiguas tensiones entre las geografías del país, las que generan su riqueza en el suelo y las regiones que la crean desde el subsuelo y el mar.

La pandemia terminó de pintar el aguafuerte que visibiliza los problemas de coyuntura de los que surgen de las estructuras en todo el mundo. Esto no pasó desapercibido y en las provincias sureñas se empieza a mencionar cada vez con mayor frecuencia, es posible que esto provoque novedades en las agendas patagónicas y nuevos desafíos para la política nacional.

* Profesor Titular e Investigador I del Instituto de Trabajo, Economía y Territorio de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral.

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